Manolo Berjón
Miguel Angel Cadenas
En el documento preparatorio del
sínodo panamazónico se utilizan, de alguna manera, las palabras ‘religión’,
‘espiritualidad’ y ‘sabiduría’. Decimos de ‘alguna manera’ porque la palabra
‘religión’ no aparece, pero sí lo hacen sus derivados: ‘religioso/a’. Lo hace
en un doble sentido: por un lado, en cuanto lo relacionado con lo que
entendemos como ‘religión’ y en cuanto a las personas ‘religiosos/as’. En este
sentido ‘religioso/a’ aparece 9 veces, incluyendo en las preguntas. La palabra
‘espiritualidad’ aparece 10 veces; ‘espiritual’, 3 veces [‘vida espiritual’ (1
vez); ‘raíces espirituales’ (1); ‘experiencia espiritual’ (1)]; Espíritu (3); Espíritu
Santo (4); Espíritu de Dios (1); espíritu (1). El término ‘espiritualidades’ se
adjetiva de varias formas: ‘de contemplación’ (1); ‘práctica’ (1); ‘profética y
del martirio’ (1); ‘intercultural’ (1); ‘de comunión’ (1); ‘con estilo de
Jesús’ (1); ‘diversas espiritualidades’ (1). El término ‘sabiduría’ se utiliza
en el documento en 9 ocasiones. Y la palabra ‘creencia’ aparece en dos
oportunidades.
Carnaval en el bajo Huallaga
En un mundo ‘claro y distinto’ se
privilegia lo homogéneo. No hay espacio para la ambigüedad. Por el contrario,
en un mundo en permanente cambio, en un mundo de encuentros interculturales
diarios, la ambigüedad y lo heterogéneo tienen su espacio. Hay que aprender a
manejarse en situaciones interculturales. Eso no significa que todos los
encuentros sean perfectos, al contrario, queda mucho espacio para la
ambigüedad. Es así que apelamos a la
‘equivocación controlada’. No podemos evitar el equívoco, a no ser que
renunciemos a lo diverso, algo imprescindible en la selva. Lo único a lo que
podemos aspirar es a controlar la equivocación.
Una palabra, un gesto, un
silencio, un símbolo… significan cosas diferentes para públicos diversos. Es
fundamental sospechar si estamos comprendiendo lo que nos están diciendo. Cuando
la comunicación se produce en diversos idiomas es más fácil percatarse que
necesitamos de una buena comprensión del otro idioma o, en todo caso, de un
buen traductor. Cuando la comunicación se produce en el mismo idioma bajamos la
guardia y puede que no estemos comprendiendo lo que nos dicen. Un mismo idioma
no implica, necesariamente, compartir la misma cultura. Un kukama nos puede ‘prestar’
un peque peque y podemos comprender que nos está ofreciendo el peque peque para
poder viajar nosotros. Sin embargo, el kukama está diciendo otra cosa
diferente: nos está pidiendo prestado nuestro peque peque para que él pueda
viajar. El mismo idioma, las mismas palabras, diferentes significados. De ahí
la necesidad de controlar el equívoco. No podemos suprimirlo, nos quedaríamos
sin comunicación, pero sí podemos controlarlo.
Con este preámbulo estamos en
condiciones de pensar la religión. La palabra ‘religión’ posee connotaciones
que están condicionadas culturalmente desde el punto de vista occidental. A partir
de las ‘guerras de religión’ europeas se originó la separación de los diversos
ámbitos sociales: economía, política, religión, derecho… Esta compartimentación,
o separación de las distintas esferas, no es aceptada ni aceptable en otros
universos ajenos al europeo, mucho más holísticos. Desde el islam se ha lanzado
esta crítica. De ellos podemos aprender que los pueblos indígenas tampoco
poseen una ‘religión’ porque también poseen una visión global, holística. Por
otro lado, el término ‘religión’ es problemático a la hora de su definición. Si
incluimos que la religión precisa de creer en un ser superior, una divinidad
digamos, el budismo no se adapta a esta definición. Pues bien, estas críticas
también sirven para la selva donde las culturas indígenas poseen un carácter
holista, no aceptan los compartimientos estancos. Los primeros misioneros,
incluso, consideraban a los indígenas carentes de Dios.
© Manolo Berjón, febrero 2018. Carnaval en Iquitos
En el documento se habla de la
amazonía como una región ‘rica en biodiversidad, multi-étnica y pluri-cultural
y pluri-religiosa’. Y, aunque no se menciona el ‘diálogo interreligioso’,
parece planear sobre algunas frases del documento. Ya hemos dicho suficiente
sobre religión. De igual manera podemos decir sobre el diálogo. Para los
kukama, por ejemplo, no hay tal diálogo. La conversación es para aprender de la
otra persona. Se trata de ‘captar las enseñanzas’, capturar podríamos decir. El
que aprende está aumentando sus conocimientos y el que habla está quedándose
sin ellos. Por eso, los chamanes no revelan sus conocimientos para que sus
enemigos no le puedan vencer. Y, cuando los chamanes están trabajando suele
crearse una cierta atmósfera enigmática. Para ello utilizan varias técnicas: pronunciar
las palabras entre dientes, hablar muy bajo, cambiar el orden de las sílabas,
utilizar otro idioma lo más extraño posible…, todo ello para procurar que solo
comprendan los iniciados y los espíritus, pero no el resto de la población. En
definitiva, el ‘diálogo inter-religioso’, tan importante en otras latitudes, no
puede ser invocado e importado en la selva.
Si la palabra ‘religión’ está
marcada culturalmente por el occidente cristiano (y postcristiano), otro tanto
sucede con la palabra ‘espiritualidad’. Los espíritus de la selva tampoco se
parecen en nada al Espíritu del cristianismo. Es fundamental marcar la
diferencia, de lo contrario, no podremos controlar la equivocación. La
espiritualidad, para los occidentales, es dependiente del espíritu/alma. La
relación espíritu/alma con el cuerpo ha pasado por varias etapas: desde un
dualismo marcado a un monismo en diversos grados. En cambio, para los achuar el
espíritu también tiene su cuerpo. No es que el espíritu esté vinculado a un
cuerpo, no. Sino que el espíritu, en tanto en cuanto espíritu, tiene un cuerpo,
diferente del cuerpo de carne. Para los kukama, el espíritu de un difunto huele
a vela. No son las únicas diferencias. Los occidentales, cristianos o no, pero
permeados por el cristianismo, consideramos que sólo tenemos espíritu las
personas [cuando se posee una visión más allá del monismo reduccionista]. Los
indígenas amazónicos consideran que todo tiene espíritu: las plantas, los
árboles, los animales, las personas… En fin, que utilizar la palabra
‘espiritualidad’ nos puede llevar a un equívoco. Por eso nos parece que hay que
buscar otros términos. Algunos proponen, en lugar de utilizar el término
espíritu, hablar de ‘seres de la tierra’. No entraremos ahora en esta
disquisición.
El otro término que utiliza el
documento preparatorio es ‘sabiduría’. En castellano tiene una connotación con
sabor, está en el ámbito del gusto. En kukama, la sabiduría tiene que ver con
el saber. Pero el saber se produce en el corazón. También esta palabra tiene
connotaciones distintas en los diversos idiomas. Pero nos parece más fácilmente
controlable su equívoco. Un equívoco que se produce en el ámbito del saber, que
puede estar sujeto a cambio. Sin embargo, el ámbito de la religión, o de la
espiritualidad, nos parece más difícil de cambiar porque las personas que se
mueven en estos espacios suelen considerarlas creencias incrustadas en su
corazón. En cambio, para los indígenas amazónicos el cambio y la transformación
son ideas muy queridas y buscadas.
‘Creencia’ es otra palabra que
aparece en dos ocasiones. Nos parece que es un término digno de tener en
cuenta. Pero, algunos occidentales
consideran la ‘creencia’ como algo irracional. No es nuestro caso.
Dejémoslo así por ahora.
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