martes, 16 de mayo de 2017

COLISIÓN DE VALORES E INTERESES

Iquitos, 16 de mayo 2017

Manolo Berjón
Miguel Angel Cadenas


Las familias solicitan rezar por sus difuntos. Para ello acuden a la iglesia e indican el nombre del difunto por el que rezar. A este tipo de celebraciones acude mucha gente. También suelen traer a sus hijos pequeños. Muchas de estas personas no son asiduas y se comportan lo mejor que pueden. Los niños pequeños suelen estar libres. Algunos de ellos, los más atrevidos, se ponen a correr por el templo, e incluso a resbalar con cara de total felicidad, y no falta quien habla en alto, todo ello en la parte de atrás de la iglesia. Es fácil de comprender que están en juego dos formas distintas de comprender la celebración litúrgica. Pero vayamos un poco más despacio.



Puede sorprender que los niños estén sueltos y no se les llame la atención. Sin embargo, esto responde a un tipo de educación donde el valor central es la autonomía de la persona. Desde niños se les enseña a hacer lo que deseen, siempre y cuando no se ponga en riesgo su vida. Los padres no están ajenos, tutelan y modelan a sus hijos con la mirada y con la voz, pero permiten una total libertad de movimientos. Visto desde esta perspectiva, percibimos que no se trata de una falta de respeto, sino de una puesta en escena de un valor innegociable: la autonomía y total libertad que las personas aprenden desde niños.

En segundo lugar, cuando una persona acude a un chamán no hay un espacio delimitado ni es imprescindible el silencio. Los acompañantes del enfermo pueden estar conversando, paseando por la habitación o saliendo a escupir, si es el caso. Esto no es ninguna falta de respeto, al contrario, como la vida misma, es una práctica habitual. Pues bien, cuando estas personas acuden a la iglesia lo hacen desde estos parámetros. Por eso, permanecer quietos en un banco no es ninguna virtud y guardar silencio no es comprendido. Una mirada al templo, después de una de estas celebraciones, deja bolsas de plástico de algún tipo de chuches e incluso botellas pequeñas de gaseosa.

Por tanto, una llamada de atención por el comportamiento de los niños no es comprendida. Cuando, en una única oportunidad, amablemente pedimos que un muchacho dejara de correr gritando por la iglesia, la mamá no se dio por enterada. Fue otra persona la que llevó el niño a su mamá. La mamá sentó al niño a su lado. Permaneció un par de minutos tranquila, se levantó y salió de la iglesia.

Debemos tomar todo esto con tranquilidad. También en el NT hay colisión de valores e intereses entre helenistas y judeocristianos. Percibir las diferencias de fondo nos puede ayudar a comprendernos mejor.

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