Iquitos, 19 de abril 2017
Manolo BerjónMiguel Angel Cadenas
Nos llaman por teléfono (Iquitos-Punchana, 18 abril 2017). “Una señora necesita que vengan a rezar”. Nos explican brevemente lo que sucede. Dejamos lo que estamos haciendo y acudimos a visitar a la señora. Cinco cuadras antes de llegar a nuestro destino, una pareja de testigos de Jehová están esperando a la puerta de una casa que les permitan entrar. En la misma cuadra vemos tres jóvenes tomando cerveza y otro grupo de varones están jugando naipes. En la siguiente cuadra comienza el desagüe a cielo abierto: la mierda de la ciudad, literalmente. En el mismo desagüe arrojan los desperdicios del camal municipal. Seguimos avanzando, nos encontramos detrás del Hospital de Essalud. También vierten sus residuos a este desagüe a cielo descubierto y en las tardes incineran material médico. Este desagüe de Essalud es el más peligroso. Comienzan los puentes. Llegamos a casa de la señora que nos avisó. Está desayunando. Deja el desayuno y nos acompaña hasta la casa de la enferma. Nos proporciona algunos datos. “Está endemoniada”. Ha tenido una cesárea hace un mes. Dicen que “su cortado” le sangra. Sale por las noches a caminar y grita.
Continuamos caminando y llegamos
a nuestro destino. Hay que bajar una peligrosa tabla hasta el lugar donde
habita la familia. Logramos bajar la tabla. La casa es diminuta, consta de una
sola estancia: cama (dormitorio), sala y cocina todo junto. El techo es de
calamina y la huerta está totalmente inundada. Hay un hombre de pie, una mujer
sentada en una cama y otro hombre en una hamaca. Saludamos. La mujer habla
algunas incoherencias. El emponado está dentro del agua, por la creciente, es
zona inundable. Sólo queda fuera del agua la cama, una mesa con tres ollas y la
hamaca con un pequeño entabladillo donde tiene un balde con agua para tomar. La
pobreza es absoluta. En la noche han dormido los tres (marido, mujer y hermano
de la mujer) en el mismo mosquitero, no hay otro espacio en la casa donde poder
estar. Nos ofrecen la única silla que hay en la casa. Uno de nosotros se sienta
y el otro permanece de pie. Nuestros pies “se refrescan” en el agua del
desagüe. Nos da la sensación que en cualquier momento puede sumirse el
emponado. La mujer ve a un hombre alto en sueños. Habla de espíritus malos, del
demonio. Nos han pedido que vengamos a rezar. Comienza un pequeño diálogo donde
tratamos de saber quiénes son. La señora se apellida Canelo, tiene 27 años y 4
hijos. El último, un bebé, se ha muerto. Son del alto Napo. El varón que está
de pie, recibiéndonos, es hermano de la señora. El otro varón, que está en la
hamaca es, presumiblemente, la pareja de la señora. Decimos presumiblemente
porque el hermano de la mujer le desconoce. El hermano nos dice que los
cuatro hijos de su hermana están en el Napo, con su mamá. La señora se dedica a
cuidar motos en el mercado Modelo. La casa donde están pertenece al hermano de
la señora. El no tiene pareja ahora, su mujer hace 6 meses que se marchó. La
vida es durísima para esta familia. La mujer quiere ver a sus hijos, pero no
irá al Napo hasta diciembre.
Rezamos. Leemos un pasaje
bíblico. Bendecimos agua y rociamos la casa, imponemos las manos y la Biblia en
la cabeza de la señora. La reflexión gira en torno a la “fuerza”. Jesús es
fuerte y, cuando él está presente, los espíritus malos y los demonios se
retiran. Hay que ponerse fuerte. Hay que seguir trabajando porque el desagüe
debilita a la gente que vive acá. Pero todo lo podemos con Jesús.
Les aconsejamos visitar un doctor en el hospital. Somos conscientes de los problemas culturales en torno a la salud.
Les aconsejamos visitar un doctor en el hospital. Somos conscientes de los problemas culturales en torno a la salud.
© Manolo Berjón, setiembre 2015
Anotamos, de pasada, otros dos sucesos en este mismo emplazamiento: la semana pasada, un niño encontró a su padre ahorcándose, felizmente le pudieron salvar. Hace un tiempito, no mucho, otra mujer se “endemonió”.
NOTAS:
Canelo: grupo indígena que habita
los cursos altos de los ríos Napo y Pastaza, tanto en Perú como Ecuador.
Convertidos al cristianismo por los dominicos en el s. XVI. Los Canelo son la
integración de varios grupos indígenas que adoptaron el quechua como lengua.
Probablemente su lengua originaria perteneciera a la familia zaparoana. En su
territorio abundaba el árbol de la canela.
La matriz indígena indica la
presencia de una cosmología animista: multitud de espíritus. Algunos de ellos
malos. Cuando una persona se debilita es fácilmente atacable. Con el
cristianismo muchos de estos espíritus subalternos pasan a ser denominados como demonios.
Migración indígena a la ciudad
con varias consecuencias: ruptura familiar (vive en casa de su hermano, pero
sus hijos permanecen con su mamá en el río Napo, doble ruptura generacional),
habitan los lugares más peligrosos de la ciudad y realizan actividades poco
rentables (cuidar motos en el mercado Modelo). El acceso a servicios estatales
es muy limitado: no tienen agua potable ni desagüe, no hay colegios en la zona
(excepto un colegio evangélico que, en años de creciente grande, se inunda), la
atención sanitaria brilla por su ausencia, carece de SIS (Sistema Integral de
Salud)…
Nos decía la señora que nos
avisó: la mayoría de la gente que habita acá son de los ríos. Muchos hablan sus
idiomas, pero lo niegan. Hay que revertir esta situación si queremos que la
gente se sienta fuerte y pueda ser independiente y libre.
Lenguaje: nombrar la realidad es
una tarea fundamental. La denominación alcantarillado es un eufemismo. No hay
tal alcantarilla, es un desagüe a cielo abierto. La gente de la ciudad prefiere
hablar de alcantarillado, de esta manera se oculta la realidad. Y los que
habitan acá también lo denominan alcantarillado, así tratan de evitar la
discriminación y la burla: ¿cómo van a vivir en un desagüe? Nombrar la realidad
conlleva una interpretación de la misma.
Desde hace dos años, hemos
interpuesto, con la Comisión de Derechos Humanos del Vicariato Apostólico de
Iquitos e IDL (Instituto de Defensa Legal) una “demanda constitucional”
exigiendo los derechos sociales (agua potable, desagüe, salud…). El poder
judicial se duerme. Recién en febrero de 2017 ha sido aceptada la demanda.
La falta de espacio, el hacinamiento y la carencia de lugares recreativos, entre otros, configuran un entramado asfixiante.
Somos “Cuerpo de Cristo” (1 Cor
12, 12-27). Y nos preguntamos qué hacemos por las partes más vulnerables de
este “Cuerpo de Cristo”.
Mc 5, 1-20: es interesante la
referencia a “Legión”. La legión es una columna del ejército romano, entre 4200
y 6000 soldados. Es el nombre que se da a sí mismo el demonio en este relato.
El “endemoniado” se agrede a sí mismo. En otras oportunidades volveremos sobre
este relato.